Con el pie cambiado
Recomendaciones rápidas sin orden ni concierto
A las tres fueron las dos; o a las dos, las tres. Nunca lo sé. Gracias, teléfono más listo que yo por evitarme pensar, una vez más. Ganamos una hora pero tengo la sensación de haberme dejado un mes por el camino. Era verano, era septiembre y de repente ha pasado Halloween, la castanyada, hay chirimoyas en la frutería y hasta (casi) ha dejado de hacer calor. No sé que han hecho con octubre, ni con los ratos en los que debería estar escribiendo este boletín. Pero como no quiero perder la buena costumbre de enviarles una carta –por lo menos una al mes–, aquí vengo con una versión rápida, sin grandes chapas. Las notas del móvil redactadas, con negritas, cursivas e hipertexto –ya nadie usa esta palabra y siempre me gustó, como un texto anodino que hubiese tomado el suero del supersoldado o le hubiese picado una araña radioactiva–. No divago más, aquí van unas cuantas recomendaciones, visionados y escuchas recientes. También hay cosas que no me han gustado, pero son menos, aunque me extiendo más porque, en estos casos, uno se siente en la necesidad de justificarse o de ensañarse.
Agradecer una vez más a los que han apoyado este boletín, a los que han hecho su pequeña aportación a esta newsletter a través del Ko-fi, y también a los que habéis comprado alguno de los fanzines de El Drugstore. Los fanzines se encuentran ahora mismo en stand by, porque no me da la vida. En el siguiente enlace pueden mostrar su apoyo en forma de café y euros a esta newsletter. También pueden comprar aquí los fanzines:
Cosas que sí
Señoras septuagenarias y octogenarias que distorsionan nuestra percepción de lo que es hacerse mayor. En un mismo fin de semana vi en directo a Suzanne Ciani (79 años) y a Meredith Monk (82 años). Las dos estupendas. En una sociedad tan edadista, con un culto tan grande a la juventud, nadie te prepara para tu mediana edad –que la llevamos bien–, ni para la vejez de los padres –que no la llevamos tan bien. Imagino que más de uno estará en situación similar–. La agilidad y el entusiasmo de Suzanne Ciani, tocando con Actress, y la presencia escénica y capacidad vocal/pulmonar de Meredith Monk me hicieron desear más que nunca que me toque la misma lotería que a ellas en cuanto a salud, lucidez y talento prolongado en el tiempo. Con una parte me conformo y estoy dispuesto a repartir.
Un señor ya jubilado cerca de Sagrera. Bigote blanco, gafas enormes de esas que te hacen tener ojazos, camisa de cuadros amarillos y azules, pantalones de vestir con la raya milimétricamente planchada y zapatos de cordones marrones. Una gorra de Golden State Warriors, parecía tan falsa que hasta podría ser verdadera. Si recuerdan la colección aquella de #vetustostreetstyle, que recopiló durante una época Jorge De Cascante, se harán una idea de la instantánea.
Más octogenarios (y aquí lo dejo): una pareja durante el festival de Sitges con camisetas de El exorcista, él, y de Psicosis, ella. Espero que tuviesen manera de llegar al Meliá que no fuera andando. El amor es un espejo, que decía Juanjo Villalba hace unas semanas.
La retranca de poner a una chica leyendo, plácidamente en la playa, Moby Dick antes de que se desate el caos en Piraña (Joe Dante, 1978).
También en Piraña: la mirada de Barbara Steele, siempre perturbadora, siempre magnética, al final de la película.
Al hilo de lo anterior, varios homenajes a la actriz de La máscara del demonio, Lo Spettro o Shivers, a la proto Scream Queen por antonomasia. Dos canciones: ‘Heart like Barbara Steele’ de MV & EE, siempre en nuestro corazón los buenos de Matt Valentine y Erika Elder. ‘I put a Barbara Steele on you’ de Pascal Comelade. Y un disco recopilatorio: ‘The Eyes of Barbara Steele’ (Cherry Red, 1982) con canciones de The Monochrome Set, Marine Girls y Eyeless in Gaza.
No recordaba el uso del drone en Picnic en Hanging Rock (Peter Weir, 1975). Tampoco recordaba lo Popol Vuhesca que era la música. Salí pensando en la portada de Sei still, wisse ich bin, mi disco favorito suyo, y encontré en YouTube este vídeo, subido por Aaron Dilloway, que es una tremenda fumada en bajísima resolución. Debería haber puesto un disco de Aaron Dilloway para seguir encadenando cosas pero ahí lo dejé. Dentro vídeo:
La niebla de John Carpenter. La vi de nuevo en Sitges. Si tuviese que elegir una película refugio donde estar a gusto, como hacen en el último episodio de Zona de confort de Vigilante Podcast, puede que una de las primeras que elegiría sería esta. Aquí no hay que hacer ni resúmenes de argumentos, ni dar razones. Estamos todos de acuerdo, ¿verdad? ¿Verdad?
Visto en Sitges: todo un descubrimiento las animaciones de Bruno Bozzetto. Vi The SuperVips y Allegro non troppo. Muy divertidas las dos películas y los dibujos preciosos. Los títulos de crédito del final de Bulk de Ben Wheatley, escritos a mano por el propio director. A Useful Ghost, bastante bien. Muchas ideas y toca muchos frentes a partir de la idea de un fantasma que toma posesión de una aspiradora. La mezcla de drama, comedia, fantasmas y crítica social funciona asombrosamente bien, pero le sobran 30 minutos y el final se alarga demasiado.
El dub techno. Leo en First Floor –Shawn Reynaldo sabe de esto mucho más que yo– que hay un revival de este estilo. El disco de Carrier o el de J Albert es prueba de ello. Mi aproximación va más por los discos clásicos de Basic Channel, el de Ghost Dubs del año pasado y The Seduction of Silence de Intrusion. Por alguna razón, pocos géneros me permiten concentrarme y tranquilizarme tanto. En estos tiempos, cualquier ansiolítico sin receta es bienvenido. Admito y pido sugerencias para seguir por este camino.
Las 3 primeras canciones de adelanto de Oneohtrix Point Never. ¿Podemos fantasear con que Daniel Lopatin pueda volver al nivel de Replica y de R Plus Seven? ¡Ojalá!
La recopilación de gifs de películas de Terence Fisher hecha por Dennis Cooper. No es la primera vez, ni será la última, que recomiendo una entrada del blog de Dennis Cooper. Hace más de veinte años que no leo ninguna novela suya –no sé cómo habrán aguantado el paso del tiempo–, pero el blog siempre tiene algo interesante. Celebro su costumbre de recopilar gifs de películas. Quizá porque con Tumblr vivíamos mejor que con Instagram, el gif me sigue pareciendo una unidad mucho más intensa y bella –con su codificación muchas veces en baja definición, su limitación temporal y su reproducción en loop– que la de los reels.
La reconversión de Sam Prekop a los sintetizadores analógicos. No inventará nada, pero lo que hace, lo hace bien y conserva la capacidad melódica de aquellos discos de finales de los 90 y principios de los 2000. Open Close es probablemente es disco que más he escuchado este mes. Aquí alguno más, en la lista de Buy Music Club de octubre.
En esa lista está también el nuevo de Rafael Toral, Traveling Light (Drag City, 2025). Es un disco muy, muy, muy, muy, muy bonito. En serio. Sé que bonito es un adjetivo un poco sin contenido, pero decido usarlo como comodín para mostrar cuánto me ha gustado. El otro día tocó en Casa Montjuïc, aquí en Barcelona, y fue una maravilla verle tocar, mover las manos alrededor de la guitarra como si fuera un theremin, como si estuviera conjurando un espíritu –era la noche la noche del 31 de octubre–.
La especie de Bonnie and Clyde (Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot) descacharrado que han sacado Jim White y Zoh Amba. Gente hablando bien, conversando, gritando y canturreando mejor.
Otro que he escuchado mucho últimamente: End For The Beginning de Masabumi Kikuchi Quintet. No recuerdo cómo he llegado aquí, pero me alegro de haberle dado una oportunidad. Si les gustan John Coltrane o Pharoah Sanders, no hay razón para que no les guste el quinteto de Masabumi Kikuchi.
El inesperado regreso de Black Eyes. Desde 2004 no sacaban nada. Escuché hasta desgastar el CD-R de Traxdata donde tenía grabado su primer disco, el de 2003. No había pensado mucho en ellos en los últimos 15 años, pero este Hostile Design me ha recordado por qué nos flipábamos tanto con Dischord. De paso me ha hecho recuperar uno de mis discos favoritos del sello de Washington DC: el Con Art de Smart Went Crazy.
Cosas que ni fu ni fa
Good Boy. Salí pensando que estaba muy bien pero se me ha desinflado un poco con el tiempo. No está mal, ¿eh? No es la peli, soy yo. Igual que no me apetece ver películas sobre maternidades/hijidades, porque me aburren un poco, no sé si quiero ver películas en las que a un perro le puede pasar algo malo durante 80 minutos. Demasiada tensión para los que alguna vez hemos consultado Does the dog die.
Cosas que no
El último arrebato, el documental alrededor de la figura de Iván Zulueta se lleva el ‘no’ más rotundo de todo lo que vi en Sitges, un no tallado en piedra, un no monumental, un no de: no piques, no vayas, por favor, no hacía falta hacer esto. Hace falta carisma y tener mucha gracia para convertirte en protagonista de un documental que no va sobre ti. Mariano Llinás consigue hacerlo en Clorindo Testa; sin embargo, Marta Medina y Enrique Lavigne no son capaces aquí. En un momento dicen: “No será un documental de cabezas hablando”. Ojalá lo hubiese sido, gente cercana contando cosas interesantes, podría haber estado bien. Lo único aprovechable es la entrevista entre Jaime Chávarri y la amiga de Zulueta. Mejor ponerse otra vez Arrebato o buscar los cortos. Hasta lo de Jota poniendo música a los super 8 de Zulueta fue menos molesto.
La música de Alpha (Julia Ducournau, 2025). Probablemente la peor selección de canciones en una película para el gusto de esta newsletter. Es decir, el mío. Portishead, Tame Impala y, sobre todo, esa versión de Mercy Seat, al piano y sin sangre, que es para no dirigirle más la palabra a Nick Cave. Es mi canción favorita suya, que conste. Por lo demás, la imagen de las estatuas me gustó, impactante, aunque quizá un poco desaprovechada. Hubiese preferido que tirase más por ahí que por el drama familiar. ¿Es 2025 el año en el que las películas con mucha arena no terminan de funcionar? Mucho mejor Alpha que Sirat, pero aún así…
Slanted: la culpa de todo la tiene Taylor Swift. Tan descafeinada esta especie de The Substance adolescente como la novia de América.
Esto no es un no, sino un ruego, una súplica, una plegaria –ahora que está la religión tan en el ambiente–. Es un ojalá que a estas alturas ya no haya más interpretaciones de la canción nueva de Rosalía. Ya que todo va tan rápido, espero que esto también y este párrafo ya haya quedado desfasado. (Tengo un demonio encima de un hombro que me informa de que este mes sale el disco)
Se subasta la colección de Florian Schneider (Krafwerk). Meto esto en esta categoría no porque tenga nada en contra de que se subasten sus posesiones, sino porque hacerlo en Nashville me parece una soberana ordinariez. De todas formas es una gozada curiosear por la colección de instrumentos, ropa, cacharrería y memorabilia. La subasta es el 19 de noviembre, aún les da tiempo a ahorrar.
No se vayan de la sala de cine antes de los créditos en Una batalla tras otra, aunque les duela el culo después de casi tres horas. Si se sobreponen a la crueldad con la que en los Verdi encienden las luces de repente, como quien pulsa el interruptor mientras duermes, cuando comienzan los títulos de crédito de la última de Paul Thomas Anderson, podrán escuchar: primero, a Tom Petty y, después, The Revolution Will Not Be Televised de Gil Scott-Heron. Siempre un buen plan escuchar a Gil Scott-Heron a buen volumen en una sala casi vacía.
El Drugstore ha escuchado. Octubre 2025
Pueden escucharla pulsando aquí.












