El Drugstore recomienda, el Drugstore repasa 2023
Discos de ayer y de hoy, películas de ayer, libros, comics, podcasts y newsletters
De acuerdo. Lo reconozco. No me he podido resistir a hacer de la newsletter que tiene entre manos mi recapitulación del año. Ya que voy haciendo un pequeño archivo mensual de gustos, y a veces disgustos, ¿por qué no hacerlo del año? Llevo todo el mes saltando de una lista a otra. Leía hoy a alguien que se quejaba en Twitter, que para eso está, de que dentro de 20 años no nos acordaremos de ninguno de esos discos y que pocos transcenderán más allá. Según eso, imagino que solo podríamos escuchar a Bach, que en el ‘gruapt’ ese de Spotify fue mi artista más escuchado de 2022. Como estar escuchando un futuro clásico de la música es algo que da bastante igual, las listas me parecen buena manera de descubrir cosas que se te han pasado. Especialmente, si esas listas se alejan un poco del lugar común y del algoritmo. No serán mis listas las más originales, pero son las mías, y alguna cosa hay que echo en falta en medios más de verdad que éste. Ninguna de las siguientes listas tiene un orden. Avisados quedan. Ahora, adelante, y feliz 2024 si no nos vemos.
Primero, los discos
2023: music is not for everyone
Sigo la actualidad a medias, más de lo que pienso, y más que hace 10 años que solo escuchaba rock progresivo y hip hop. Con 45 años a punto de ser cumplidos, las sorpresas y la cantidad de eurekas son menores que antaño, por lógica, por ser perro viejo ya, por no poder evitar ese “en esta canción suena a…, y en esta otra a…”. Pero no pasa nada, he disfrutado de unos cuantos, y seguro que me he perdido cientos.
El de Tirzah y el de James Holden han sido los discos del otoño. El primero por sorpresa porque yo no soy mucho de r&b, UK Garage o cosas así. El segundo, el de James Holden, al que nunca había hecho mucho caso, se ha convertido en mi lugar feliz donde estar con esa electrónica optimista noventera un poco hippy. billy woods y Kenny Segal son una elección poco original, y lo habrán visto en casi todas las listas ya, pero es que si no han escuchado mucho hip hop de este año, empiecen por aquí. Ben Vida, qué olvidado te tenía, qué presente has estado este año: gente que habla más que canta, minimalismo, vibráfonos a cascoporro. Maravilla, obsesión en esta casa.
Este año he escuchado mucho jazz, y el de Daniel Villareal junto a Jeff Parker (otra gran presencia este año) y Anna Butters es de mis favoritos. Jeffrey Silverstein es un poco el de “esta canción me recuerda a”, y sí, a veces parece Steve Gunn, otras Kurt Vile, otras Grateful Dead, pero todo suena muy bien y las canciones son muy pegadizas (al menos en mi universo). En los discos de Matana Roberts unas veces entro y otras veces me quedo en el recibidor, en este caso me he metido ya en varias reuniones, misas y almuerzos.
El de Headache: de repente me gusta el trip hop, que ni siquiera me gustaba mucho en los 90. Me he dado cuenta de que lo que no soportaba era la turra de Portishead (sorry not sorry), y que me gustan Massive Attack más de lo que pensaba. Con Headache no tengo claro si me gustan las letras, taaaan emo a veces, un poco instagramer pocho otras, pero me gustan los discos de gente hablando, y las bases. Detrás de esto está Vegyn, así que por una vez me hago la ilusión de que no soy un señor mayor. ¿O un joven haciendo música vieja me deja en el lado de los viejos de nuevo? Jonny Nash, el disco necesario para estar tranquilito, el que no molesta pero que es bonico.
Con las transmisiones fantasmales del ‘New Future City Radio’ de Damon Lock y Rob Mazurek pienso siempre en ‘La Niebla’ de John Carpenter y en Adrienne Barbeau. Mejor piropo no se me ocurre. Aphex Twin ya saben todos quién es, y si no ya están tardando, que es casi 2024, leñe. A Pachyman no se le esperaba, lo conocí hace una semana por el resumen del año de Aquarium Drunkard, y el eterno verano de este disco con mucho de dub, synth funk y un algo latino es muy adictivo. De Hayden Pedigo puede que hable en alguna newsletter futura. Guitarrista talentosísimo, por eso está en esta lista, pero también político (en Amarillo, Texas), modelo (para Gucci) y performer (sus vídeos). Con ‘The happiest times I ever ignored’, el disco y la canción especialmente, es inevitable contener la lagrimita. Hidrogenesse siempre bien, pero en este caso aún mejor, con estas miniaturas sobre Barcelona con toda la mala baba que hace falta. El disco de canción protesta del año.
Pianitos, cajas de música, y susurros es la base del disco de Svetlana Nianio. Tan mínimo, tan delicado, tan bonico. Lifeguard son unos chavales de diecinueve años de Chicago que suenan a The Jesus Lizard. No tengo nada más que decir, señoría. Meg Baird ha hecho la canción que ha sido número uno en mi cabeza durante el mes de diciembre: ‘Will you follow me home?’. En los últimos años, Moor Mother siempre sale en mis favoritos del año, en este caso es con su grupo de jazz (pongan aquí el sufijo que quieran), Irreversible Entanglements. Y Paul St. Hilaire (aka Tikiman) para acabar con un poco de dub y electrónica.
Dejo fuera a: Khotin, Anhoni, Purelink, Mark McGuire, Hataalii, Sunwatchers, Misha Panfilov, Loraine James, V/Z…
Discos de otros años: the party that never ends
Probablemente escuche más discos antiguos que actuales. Pero en mi batalla contra la nostalgia, y en mi defensa, he de decir que mucha de esta música antigua no es revisionismo sino descubrimiento. Es verdad que el ‘Old Rottenhat’ de Robert Wyatt lo había escuchado ya mil veces, pero creo que aún encuentro cosas nuevas y canciones favoritas diferentes. También he vuelto a un disco importante de juventud, el ‘TNT’ de Tortoise, pero es porque he ido saltando de lanzamiento en lanzamiento recientes y no tan recientes de Jeff Parker en los últimos meses. Hay artistas inagotables como Don Cherry o Andrew Weatherall con catálogos inmensos, y este años han sido estos discos pero el que viene serán otros. Y luego hay descubrimientos de gente que ni había olido en el mundo del jazz como Max Roach, Griot Galaxy, Gato Barbieri u Horace Tapscott; en el pop experimental español de los 70 con esa maravilla que ‘Poetas Andaluces’ de Aguaviva, descubierto gracias a la lectura de ‘UMMO’ de Eduardo Bravo; en lo experimental a secas con el de Ruth Anderson y Annea Lockwood; en el techno y en la electrónica con Psyche/BFC y Global Communications. La muerte de Peter Brötzmann me hizo recuperar sus discos, sobre todo ese con Heather Leigh Murray que no escuché en su día. Un anuncio de The Wire me llevó a Umeko Ando. No sé cómo acabé en ese hotel como del Hollywood clásico donde tocaban Jarvis Cocker y Chilly Gonzales. Me compré ‘Flowers of Romance’ de PiL y ahí estuve unos días metido de nuevo unos días. Descubrí a Muslimgauze meses antes del genocidio que está ejecutando Israel sobre Palestina. Y para acabar, vale, sí, escuché a Karate por nostalgia. De vez en cuando hay que darse un capricho.
Dejo fuera a: Joe Gibbs & The Professionals, Jerry Garcia & David Grisman, Charlie Megira, The Pupils, Oval, Roberto Cacciapaglia, Freddie Gibbs & Madlib, Dory Previn, Yuzo Iwata, Milford Graves, Lloyd McNeill, Carol Beer, Delirios Krónicos…
Luego, las películas
Me da hasta vergüenza solo incluir una película de este año. Pero sería mentirles a ustedes y a mí mismo. Igual que la actualidad musical intento que no se me escape, con el cine no hago el mismo esfuerzo. Pero no pasa nada, se está muy a gusto en esta burbuja que va de los 60 a los 90, en la que en general sintonizo mejor en ritmos y en estéticas. Por otro lado, las que he elegido, y que están sobre estás líneas, no son las mejores –igual que en esta newsletter nada es nunca lo mejor, porque lo mejor es un concepto que no me gusta y dejo a gente que le gusta sentar cátedra–, sino las que más me han impactado, gustado o hecho sentir algo. Y no es poco eso. En mi favor, tengo que decir que de las 212 apuntadas en Letterboxd (!), la única película de este año incluida en esta lista, es probablemente mi experiencia cinematográfica (con-todas-sus-sílabas-que-se-te-llena-la-boca) favorita de los últimos meses. Hablo de las cuatro horas de ‘Trenque Lauquen’, la película de la argentina Laura Citarella, y mi primer acercamiento a El Pampero y a este cine argentino. Con esa mezcla de géneros, el ritmo pausado, el juego con el espectador, el gusto por contar historias dentro de historias, me tienen dentro.
El resto obedece a favoritos habituales que me voy racionando como Robert Altman y Brian de Palma, y a descubrimientos que se convirtieron en obsesiones en este año: Carlos Saura, Gregg Araki, Alain Jessua, Larry Cohen y Kenneth Anger. Sí, descubrir a Saura en 2023 tiene delito, encima el año que muere. Pero es que en los últimos dos años ha entrado en esta casa más cine español, FlixOlé mediante, del que lo había hecho en toda mi vida: la divertidísima ‘El anacoreta’ de Juan Estelrich con Fernando Fernán Gómez y la preciosa, aunque puede que problemática, ‘El Nido’ de Jaime de Armiñán. No había visto nada de Araki, pero ‘Mysterious Skin’ me dejó con tan mal cuerpo pero tan hipnotizado a la vez, que no pude evitar ver después ‘Doom Generation’ y ‘Nowhere’, que no son tan estilizadas, pero sí divertidísimas, y una mina de referencias pop (de la pegatina de Bikini Kill al cameo de Gibby Haynes). Lo nombraré más adelante, pero desde aquí gracias al podcast Vigilante por ponerme tras la pista del fascinante Alain Jessua del cual he elegido ‘Les Chiens’ pero podría haber escogido ‘Armaguedon’, ‘Tratamiento de shock’ o ‘Paradise pour tous’ perfectamente.
Y el listado: The Long Goodbye de Robert Altman, Trenque Lauquen de Laura Citarella, Elisa, vida mía de Carlos Saura, Les Chiens de Alain Jessua, The Fury de Brian de Palma, El anacoreta de Juan Estelrich, El Nido de Jaime de Armiñán, Mysterious Skin de Gregg Araki, God Told me to de Larry Cohen, Over the Edge de Jonathan Kaplan. Los Angeles plays itself de Thomas Andersen, y Lucifer Raising de Kenneth Anger.
Y para acabar, un poco de todo
Libros: nostalgia, terrorismo y magia
No será el año que más he leído, ni el que más libros me han dejado con la boca abierta o la cabeza dando vueltas. El que más ha hecho estas dos cosas fue uno que estuvo a caballo de 2022 y 2023: ‘Las horas han perdido su reloj’ de Grafton Tanner. Este ensayo sobre la nostalgia es uno de mis libros recientes favoritos, entre otras cosas porque puedo dejar de decir Mark Fisher cada dos por tres, y alternarlo con el bueno de Grafton. Otro ensayo sustancioso, como dicen en la web de Autsaider, que me encantó fue esa locura que es ‘AAA’ de Eduardo Bravo. La historia del grupo terrorista de ultraderecha argentino AAA está en el centro del laberinto que monta Eduardo Bravo, a la manera de lo que ya hizo en ‘Ummo’, y del que salen un montón de caminos a veces hilarantes, otras increíbles, otras terroríficas: esoterismo, sectas leninistas, magos, cadáveres itinerantes y, entre otras mil cosas, un capítulo dedicado a los drugstores. Sí, esos de los que toma el nombre esta newsletter.
Pasé el verano leyendo autores latinoamericanos (Fernanda Melchor, Alejandro Zambra, Hernán Díaz) pero se lleva el inexistente premio Roberto Bolaño, y su ‘Estrella distante’. Bolaño es Bolaño y no me atrevo a definirlo, si no han leído nada suyo, dejen esta newsletter, lancen el móvil al suelo, tiren el ordenador por la ventana y vayan a una librería o a una biblioteca a por algún libro suyo. Y si no les gusta, no pasa nada, no todos los libros son para todo el mundo, y no me hagan responsable de haberse cargado sus dispositivos con Internet. La otra novela que voy a recomendar es ‘Piranesi’ de Susanna Clarke, que tampoco es de 2023. Es cortita, tiene sectas, casas encantadas, estatuas y habla de muchas más cosas de lo que puede parecer a priori. Magia sobre la magia, pero nada que ver con tipos con varitas y capas pochas tipo Hogwarts.
Tebeos: perros y ultrasonidos
No he leído aún el de Daniel Clowes, tampoco el de María Medem. Empiezo 2024 con deberes pendientes. Destacaré un par de los que sí he leído. Primero ‘La alegre vida del triste perro Cornelius’. Cuando tienes perro, tienes una predisposición a que cualquier cosa con perros te haga gracia. Cuando dibujas y ves la capacidad de Marc Torices para cambiar de registro, para contar cosas, para dejarte con el culo torcido con sus historias medio cabronas medio tiernas, solo puedes sentir envidia (sana). Apa Apa Cómics siempre bien. Y después una trampa: ‘Ultrasound’ de Conor Stechschulte. Editado por Libros Walden y en el que estuve trabajando unos meses rotulando los textos. Soy poco objetivo porque viví varios meses en esos diálogos, con esos personajes, pero me parece un comic chulísimo y que tiene mucho de esos thrillers de Brian de Palma o Cronenberg que a la gente de bien le gustan.
Danza: bailar sentados es bailar
¿Danza? Sí, sí. En otro año esto habría sido algún concierto. O dos, o tres. Hubo una época en la que iba a varios a la semana. Éste puede ser el año al que menos conciertos he ido desde hace mucho. Y nada muy reseñable. Vale, el MIRA estuvo bien, y se ha convertido en el único festival que me llama un poco la atención. En cambio, con la danza hemos topado. Gracias a mi esposa, que expande mis horizontes a lugares por los que nunca me habría aventurado y me descubre nombres a los que no sé si habría llegado de otra manera, hizo posible que dos espectáculos de danza hayan sido mis momentos favoritos sobre un escenario: ‘Dance’ de Lucinda Childs con música de Philip Glass. Increíble. Y sobre todo ‘Crowd’ de Gisèle Vienne, con música de Jeff Mills, Drexciya, Global Communications, DJ Rolando o Underground Resistance. Como persona poco dada a la noche, a la fiesta y tímido en el bailar, no se me ocurre mejor manera de escuchar techno que estar sentado en un teatro viendo a la gente moverse (bien).
Podcasts: frecuencias selectas
Vigilante ha sido el gran descubrimiento del año. Mi lista de películas para ver, ya extensa, ha crecido salvajemente después de un año escuchando episodios actuales y antiguos de Vigilante. Ya recomendé por aquí el de la ‘Superrealidad’. Aunque sea de 2021, el concepto se merece en sí mismo un capítulo en este ‘lo mejor de 2023’ por lo revelador que fue. Mis favoritos de este año: ‘Pobre hombre’ con Blanca Lacasa, gracias a quien conocí el podcast, ‘Wonderful World’ y ‘Selector de frecuencias’.
Otros podcasts que me han acompañado mucho mientras cocino, barro o hago cardio: Can’t Play Kanter, La Biblioteca Inflamable de Oriol Rosell en Territori Clandesti, Rancho Drácula, Marea Nocturna, La Trastienda (ejem), Brutalistas y Love is the Message.
Newsletters: mismo perro distinto collar
Este año, después de mucho pensarlo (y con mucho me refiero a un par de años), me decidí a hacer esta newsletter. Que todos estamos cansados de las redes sociales es un lugar común, aunque luego no seamos capaces de evitar hacer doomscrolling en *inserte aquí el nombre de la red social que más detesta y no puede evitar mirar*. La cuestión es que me siento más cómodo aquí aunque no venga todos los días, ni escriba todas las semanas. Aunque en el fondo no sea esto más que un blog actualizado, estoy contento de haber vuelto a escribir, y de compartir gustos y disgustos sin sentirme (tan) observado por el dichoso algoritmo. Y dada la palmadita a mí mismo por haber empezado esto, aprovecho para recomendar cuatro newsletters.
Gargola Digital de Ainhoa Marzol: la que me hace vivir la ficción de enterarme de las cosas que le interesan a la gente un par de peldaños más joven que yo. The Honest Broker de Ted Gioia, y Dada Drummer Almanach de Damon Krukowski, dos o tres (o cuatro) peldaños mayores que yo, añaden algo de crítica a la inexistente crítica musical actual. Y The Art of Cover Art de Rachel Cabitt habla de lo que dice el título y siempre hay algo interesante que rascar. Sigue costándome encontrar contenido en castellano que me interese, así que si saben algo levanten la mano. Con esto y con todo.
NBA: los demenciales chicos acelerados
Y para acabar este repaso extenso del año, gran alegría que ganasen la NBA los Denver Nuggets. Siempre a favor del mercado pequeño. Siempre fan de Jokic. Mención especial a lo divertidos de ver que son los Sacramento Kings, los Oklahoma City Thunder (shout-outs, Chet Holmgren!) o los Indiana Pacers, que parece que van con las revoluciones cambiadas, siempre aceleradas.
Seguro que me dejo cosas, pero bastante largo ha quedado esto. Si has llegado hasta aquí, gracias. 2024 te será propicio. Te lo has ganado.