Una obsesión recurrente: Robert Wyatt y Alfie Benge
Durante el confinamiento, en esta casa leímos1 con fascinación la biografía de Robert Wyatt: ‘Different Every Time’ de Marcus O’Dair. Nos obsesionamos un poco, que es lo mejor que te puede pasar con alguien con un universo tan inabarcable como el del que fuera batería de Soft Machine, y nos hicimos el propósito de ir poco a poco completando su discografía. El libro es muy recomendable, y puede ser una buena guía, pero algunas cosas del, permítanme la confianza, amigo Robert me parecen tan infalibles, tan difíciles de no disfrutar, que recomiendo zambullirse casi en cualquier disco a lo loco si aún no se ha hecho. De todas formas, más abajo los neófitos encontrarán alguna pista y alguna canción seleccionada. Robert Wyatt y Alfie siempre están ahí, pero hay siempre alguna semana en que se convierten en lo que más escucho, en que me paro más a mirar sus portadas. Hace poco encontramos ‘Old Rottenhat’ y el disco del que hablo debajo de esto a un precio razonable, eso tan complicado hoy. Y eso sirvió de pistoletazo de salida para unas semanas Wyattescas.
Un nombre, una distorsión y una mezcla imposible

Siempre que pienso en este disco de Robert Wyatt lo llamo ‘Ruth is Stranger Than Fiction’. El disco en el que pienso en realidad se llama ‘Ruth is Stranger than Richard’ de 1975, publicado después de esa maravilla que es ‘Rock Bottom’. Y con el que lo mezclo es ‘Stranger than Fiction’, el octavo disco de Bad Religion. Habrá un millón más de cosas llamadas así, pero me viene esto a la cabeza. No es que el hardcore melódico y yo hayamos tenido un contacto muy estrecho, pero siempre me desconcierta este mash-up (¿se sigue usando la expresión mash-up?) involuntario, y un poco contranatura, entre Robert Wyatt y Bad Religion, que se forma en mi cabeza. Sin embargo tengo el pálpito de que, tanto el que fuera batería de Soft Machine como Brett Gurewitz, son gente maja, interesante y cabal que podría tener una conversación, desde dos mundos muy diferentes, digna de ser escuchada.
Una amenaza en la sombra
La semana pasada me perdí ‘Amenaza en la sombra’ (‘Don’t look now’) de Nicolas Roeg, en pantalla grande, en el Phenomena. Me dió bastante rabia porque es de esas películas que se convierten en favoritas en cuanto las ves. Tiene todo lo que se le puede pedir al cine de terror de los 70. Una película dura, turbia, incómoda sobre el duelo y los fantasmas, pero, hipnótica y bellísima en una Venecia siempre decadente. Y los protagonistas son Julie Christie y Donald Sutherland, ¿qué más se puede pedir? Si se hubiese estrenado 40 años después se le habría puesto esa etiqueta tan horrorosa, ejem, de horror elevado. Aunque es verdad que en mi top de pelis de horror está muy, ejem, elevada.
Quizá porque no había visto ‘Amenaza en la sombra’ en el momento de leer la biografía, pasé por alto la vinculación de Robert Wyatt y de Alfie con la película de Nicolas Roeg. En el libro lo cuentan, pero confieso que he llegado a esto de manera bastante azarosa, leyendo una biografía de Alfie en la web de una galería de arte, y por este artículo de Criterion. El caso es que Alfie, amiga íntima de Julie Christie, protagonista de la película, trabajó en el rodaje de la película en Venecia como asistente del editor. Cuenta que Roeg y ella se conocieron en el rodaje del documental ‘Glastonbury Fayre’. A finales de 1973, Alfie se muda a Venecia para el rodaje, y Robert Wyatt se va allí con ella. Alfie para que se entretenga le compra un teclado barato, con el que y gracias al cual, Robert Wyatt compondrá un disco con un sonido tan especial como es ‘Rock Bottom’.
The keyboard on which Wyatt wrote had a “particular vibrato,” which contributes significantly, it would seem, to the aquatic feel of Rock Bottom’s music. “Fortuitous is the word,” Wyatt says. “Alfie found that keyboard, and I found the sound in my head at last. Aquatic? It must be so, though I am a fairly abstract tunesmith. I have to let my instincts take me where they want to go; I try not to interfere with conscious plans or calculations. What I do is not ‘program’ music. But yes, my instincts seem to have been guided by where we were. I’d say, thinking about it now, that the ungrounded ambiguity of Venice—‘Are we at sea or on land?’—could well have influenced the soundscape in my head.”
Y como nada me gusta más que una sincronía, y ver a varias personas que admiro en un mismo escenario, aunque ni siquiera se crucen ni se saluden, el final del artículo me ha hecho fantasear con una nueva; con un encuentro entre Alfie y J.G. Ballard. Acabado el rodaje, vuelven a Inglaterra para la posproducción, sin embargo Alfie tiene que dejar la película porque no puede permitirse ir todos los días a Shepperton. Shepperton es una ciudad a 24 km de Londres donde se encuentran unos estudios de cine en los que se han rodado un buen puñado de películas desde los años 30. Y Shepperton es también la ciudad en la que residía uno de mis escritores favoritos y del que en algún momento hablaré por aquí: J.G. Ballard, que en 1974 tenía recién publicada esa novela tan fascinante como incómoda que es ‘Crash’ (que luego tendrá una adaptación al cine por David Cronenberg que puede que hasta sea mejor que el libro).
El artículo desarrolla alguna cosa más, y te interesará si te gusta ‘Amenaza en la sombra’, también si te gustan Robert Wyatt y Alfie Benge. Y si te gusta todo, ven aquí, ¡que te de un abrazo!
Una canción redescubierta
No sé si esta puede ser una buena manera de empezar a escuchar a Robert Wyatt, pero es la canción que he escuchado casi todos los días este mes. ¿Me puedo quedar a vivir dentro? ¿O al menos a partir del cuarto minuto?
Una portada
Elige tres portadas, te dicen. Y tú lo intentas. Piensas y piensas. Probablemente piensas tanto que pierdes perspectiva. Pero al final eliges tres que sí, que te encantan, pero que te hacen dejar fuera tres, treinta, trescientas portadas, consciente o inconscientemente. Hace poco en la web rockpapeltijeras me pidieron hacer esa elección. El ‘Bitches Brew’ (y casi cualquiera ilustrada por Mati Klarwein en los 70) tomaron el primer camino. En cambio, me acordé de ésta de Robert Wyatt, maravillosamente ilustrada por Alfie, como siempre, cuando el artículo ya estaba publicado. Hoy, que me ha costado dormir, probablemente la incluiría, porque pocas portadas dan tanta paz como esta.
Dos canciones
Nunca me ha quedado claro si hay algún tipo de relación entre estas dos canciones. Pero hay un hilo que une a ambas, al menos en mi cabeza
Y para acabar, una foto de proximitat
Una de las cosas que más gracia me hicieron leyendo la ya nombrada biografía de Robert Wyatt fue enterarme de que vivieron una temporada en Castelldefels, en los 80, a 45 minutos en Rodalies, de donde estoy sentado ara mateix. Por casualidad, ese mismo verano, Jordi Bianciotto publicó un artículo sobre esta estancia en Castelldefels, en la que cuenta que conocían a Robert como Roberto en una peña flamenca de Gavà, que se aficionó a Radio Tele-Taxi, y que conoció y colaboró con Claustrofobia. Se puede leer aquí: Robert Wyatt, en búsqueda del 'cinturón rojo'.
Aprovecho para agradecer desde aquí a mi señora esposa varias cosas: las revisiones que me hace de estas newsletters, para que cada coma y tilde esté en su sitio, haberme regalado la biografía que comento y leerla ella antes con tal entusiasmo que en cuanto la acabó yo la empecé.