Un año de El Drugstore
El Drugstore en papel, otro festival es posible, Maniac Mansion, Sunn O))) y Tori Amos, Oneothrix Point Never y Michel Legrand, y Marian Zazeela
Contra todo pronóstico, esta newsletter está a punto de llegar a un año. El próximo 26 de abril. He de reconocer que no confiaba en estar tanto tiempo dando la matraca. Y menos que tuviera tan buena acogida. Gracias, amigos. Para celebrarlo, y como soy un fetichista del papel, he hecho un pequeño fanzine que recopila unos cuantos textos de los que he ido publicando estos meses. Es una cosa modesta, pero hecha con cariño, dos A3 doblados un par de veces, en blanco y negro sobre papel de color. Si alguno está interesado, puede comprarlo en el botón de abajo, en el Ko-Fi. Y si ya has hecho alguna aportación a través de Ko-Fi antes y te interesa, dime y te lo haré llegar por tierra, mar o aire.
Gracias de nuevo a los que han hecho su pequeña aportación a esta newsletter a través del Ko-fi. Si alguno más quiere hacerlo, o quiere conseguir la versión en papel de El Drugstore, aquí les dejo los botones:
Algunos festivales son mejores (y más pequeños) que otros
Escribo esto desde una rara sensación de entusiasmo que hace tiempo que no tenía. La de haber ido a un festival. Sí, a un festival de música: el Rewire, que se hace desde 2012 en La Haya y que este año fue entre el 4 y 7 de abril. También desde la sensación de suerte y privilegio. Vale, el concepto de un festival de música más o menos experimental de tamaño medio poco tiene que ver con los macrofestivales que a todos nos vienen a la cabeza, pero si me dicen el año pasado que iba a tener este entusiasmo y excitación por uno, no me lo hubiese creído. Ni de coña. Pero supongo que otro modelo de festival es posible. Uno que no tenga la ambición de crecer sin medida. Uno sin reuniones nostálgicas, sin logos de coches, marcas de fast fashion o cervezas por todas partes, sin influencers going gilipollas. De la ausencia de reuniones no me di cuenta hasta que ya había vuelto a casa. Muchos artistas jóvenes, la mayoría, otros no tanto y unos cuantos bastante mayores, con carreras largas y constantes –Phew, Annea Lockwood, The Necks, Oren Ambarchi, Raphael Roginski, Sunn O)))…–, pero ninguna reunión. Y, miren, en la próxima analítica, los niveles de nostalgia me van a salir bajos, y eso lo agradezco.
La importancia del escenario. Nos hemos acostumbrado a ver conciertos en sitios de mierda. Sitios que suenan mal, que huelen mal, que son feos y donde además el de las luces se cree que está contactando con la nave de ‘Encuentros en la tercera fase’. Transigimos porque no queda otra, aunque haya excepciones. Supongo que me hago viejo, y no me vale ya que lo mejor de un antro sea la autenticidad de ser, eso, un antro. Pero puede haber otros escenarios también. Teatros, iglesias, centros cívicos y auditorios son los escenarios del Rewire. Parecerá una tontería, pero ir de un sitio a otro corriendo (porque solapes sí que había), da más gusto cuando: uno, las distancias son razonables, y dos, vas camino de una iglesia, la enorme Grote Kerk, del siglo XV que suena que flipas, o a una más pequeña y acogedora, la Lutherse Kerk del siglo XVIII. En España con la iglesia toparíamos. Está claro que no son de dejar sus espacios tan alegremente como los protestantes. Sobre todo si pienso que en la primera vimos a: Autechre (es un decir lo de vimos porque pusieron telas negras por todas partes), y a Maria W. Horn y Sara Parkman con su disco ‘Funeral Folk’, que a ratos está más cerca de Sunn O))) que de la Escolanía de Montserrat. El concierto fue un poco teatrillo darks pero totalmente a favor. Sunn O))), que también tocaban, lo hicieron en un teatro más convencional, aunque sonó de miedo (guiño-codazo). Y esa es otra, hasta los conciertos que eran en salas más modestas sonaban muy bien. Desde mi escaso conocimiento, sonorizar a Amirtha Kidmabi’s Elder Ones no parece lo más fácil del mundo, y aquello fue espectacular, en una sala que es parte de un centro cívico. ¿Las salas son mejores, los equipos, los técnicos? Insertar aquí emoticono de persona con los hombros levantados. Quiero ser optimista, en Barcelona ahora tenemos Casa Montjuic con una buena programación y cómodo de ver y escuchar; y hace un par de newsletters hablé del Centre Cívic Casa Golferichs, edificio modernista de principios de siglo, donde tocó Arnau Obiols. Más cosas así, sisplau.
La otra gran baza del Rewire, en mi humilde pero intensa opinión, es que hay actividades todo el rato. Empiezan a las 12 de la mañana, pero uno que es de naturaleza madrugador no tendría problema con que empezaran antes. Charlas, proyecciones, escuchas de discos, instalaciones, audiopaseos, performances, y luego los conciertos, claro. Y dentro de todo esto, este año la figura invitada era Annea Lockwood de la que ya hablé algo el año pasado aquí. A propósito de la compositora neozelandesa y de la publicación de ese disco del que hablé, pudimos ver un documental, asistir a una charla, y hacer una escucha con ella explicando cada canción. Al centrarse en su figura, gran parte del festival giró en torno a cómo escuchamos, a cómo nos relacionamos con el sonido, a la consciencia que tenemos de ello.
Curiosamente, al final no he hablado casi de conciertos, pero estuvieron muy bien: Ben Vida con Yarn/Wire y Nina Dante (razón primera por la que fuimos), Jlin, Yarn/Wire y Maze en diferentes días interpretando música de Annea Lockwood, Raphael Roginski, Saint Abdullah & Jason Nazary, Phew con Oren Ambarchi, Maxime Denuc parapetado detrás de un órgano en la Lutherse Kerk, Cole Pulice por segunda vez en quince días, o lo poco que vi de Quade antes de salir corriendo a Sunn O))). Fue un poco decepción Svitlana Nianio, no tanto por la música sino por la misma sensación poco agradable que en su día tuve viendo a Daniel Johnston, de ver a alguien no muy cómodo consigo mismo sobre un escenario. Oneohtrix Point Never no me encantó pero es que tampoco me flipa lo que hace ahora. Me perdí, por haber demasiadas cosas interesantes a la vez: ML Buch, Ka Baird (esto me dio rabia), Goat (esto también), The Necks, H31R, Alabaster DePlume (vale, todos me dieron rabia perdérmelo), y alguna cosa más que no recuerdo.
Maniac Mansion vs Sunn O)))
Por casualidad, me he cruzado con este pantallazo del Maniac Mansion, aquella aventura gráfica de 1987 que muchos de los de mi quinta, los que tengan unos 200 años, seguro que jugaron en un PC o un Amiga que se estropeaba a la mínima y tardaba un buen rato en arrancar. Viendo esta imagen, con ese altavoz gigantesco, me han venido a la mente los conciertos de Sunn O))) con su característico muro de sonido, y altavoces de tres metros que hace unos días pude ver (entre la niebla), oír (más allá de los tapones) y sentir (por todo el cuerpo dejándome los chakras como nuevos). ¿Jugaba Stephen O’Malley al Maniac Mansion en Seattle con 15 años, y ya fantaseaba con petarnos la cabeza con altavoces de tres metros que no cabían en una habitación?
Una casualidad me ha llevado a otra. En Maniac Mansion, Razor, personaje jugable que sale en la imagen de arriba, es la cantante del grupo punk ficticio Razor and the SCUMMetters. Al parecer, hay dos teorías sobre el origen Razor. La que dice que se basa en la novia de uno de los diseñadores del juego, Gary Winnick; y la que especula que la inspiración fue Tori Amos, que por aquel entonces tenía un grupo de hair metal llamado Y Kant Tori Read. Además, Razor toca el piano en una escena del juego, el instrumento característico de Tori Amos. Y hasta aquí los datos absurdos.
Michel Legrand y L’Oreal vs Oneohtrix Point Never
Otro que tocó en el Rewire fue Oneohtrix Point Never. Reconozco que después de ‘R Plus Seven’ (¡hace más de 10 años!) perdí un poco la pista de Daniel Lopatin, pero en su día quemé ‘Replica’ y los singles anteriores que recopilaron en un box set como ‘Rifts’. El concierto en el Rewire me confirmó que me sigue gustando más el material antiguo y que cuando ‘canta’ me chirría un poco. Por eso me ha hecho gracia encontrarme a esta persona que se ha dedicado a rastrear los samplers de algunas canciones de ‘Replica’. Pongo un par de videos, pero en su usuario de Youtube hay alguno más. El reconocimiento del sampleo del anuncio de American Experess con Michel Legrand para ‘Power of Persuasion’ me ha parecido como si de repente me explicasen un truco de magia.
Las portadas de Marian Zazeela
A finales de marzo murió Marian Zazeela con 83 años. Marian Zazeela es de esas artistas que lo ha hecho todo –pintura, caligrafía, dibujo, música, cine, proyecciones de luz, escenografías, escultura…–; y cuyo nombre y obra se ha relacionado, entre otros, con: Terry Riley, Angus McLise, George Maciunas, Jack Smith, Pandit Pran Nath, John Cale, Tony Conrad… Y sobre todo con La Monte Young, con quien formó pareja creativa y sentimental desde principios de los 60. Si les interesa la carrera de Marian Zazeela, espero que sepan inglés, porque una búsqueda rápida no me ha devuelto casi resultados en castellano. Apenas una entrada en la Viquipèdia, en catalán, claro. Segunda vez hoy que quiero meter el emoticono de los hombros levantados. De todas maneras, la idea de este post no es hacer un obituario, es mostrar parte de su abundante obra gráfica y su personal forma de jugar con la caligrafía, las formas geométricas, y el color. En especial la que acompañó sus discos y conciertos con La Monte Young o Pandit Pran Nath. Si alguno esta por Nueva York, o tiene intención de ir antes del 11 de mayo, puede aprovechar para ir a Artist Space para ver una exposición de sus dibujos llamada ‘Dream Lines: Marian Zazeela’.